Thursday, August 13, 2015

¡No es que jode o que no tiene disciplina, es que es autista!

¡No es que jode o que no tiene disciplina, es que es autista!

13 de Agosto de 2015



Trataré de ser breve, pero a la misma vez deseo tocar un tema demasiado importante como para no hablar de ello. Mi gente linda, tenemos que educarnos.

Cuando yo estaba en la Universidad – la primera ronda- para eso de los 80’s, los casos de autismo eran bastante clásicos. “Los niños que vivían en su propio mundo y no respondían a estímulo externo”, era la definición común para los niños autistas. Las estadísticas para aquél entonces, era de 1 por cada 10,000 nacimientos y los casos eran bastante fáciles de distinguir, dada la definición antes presentada. Aún siendo estudiante de Psicología Clínica, pude identificar uno de estos casos durante una reunión entre familiares y amigos. Una de las salas de la casa estaba vacía, y una joven madre de un niñito de apenas año y medio, decidió colocar el corral del bebé alli, y desde la otra habitación las mujeres reunidas podíamos vigilar la actividad de los niños en la sala contigua. Los niños corrían alrededor del corral, reían y hacían sus travesuras, mientras que el niñito en el corral, estaba envuelto “jugando” con un hilito del corral. Nunca alzó la vista para ver a los otros que corrían, gritaban, se quitaban los juguetes y los otros que se colgaban del corral, levantando sus piernitas del suelo. Era la primera vez que conocía a la joven madre. Ella hablaba de cómo el nene “no molestaba” y se “entretenía con cualquier cosa por horas”, solo protestando cuando tenía hambre. Al pasar de las horas, y no impresionada por el hecho de que ella vanagloriaba el comportamiento de su pequeño, le pregunté si había consultado con su médico sobre las acciones o falta de, de su bebé. Para hacer el cuento largo corto, le recomendé que llevara al niño al médico, y le hablé sobre lo que era el autismo. Las doñitas presentes, ya habiéndome escuchado, la motivaron a que lo hiciera. Asi lo hizo, y luego de varias pruebas médicas, en efecto concluyeron que el niño era autista.

En el 2014, las estadísticas sobre el autismo fueron de 1 de cada 68 niños, de acuerdo al Center for Disease Control and Prevention’s Autism and Developmental Disabilities Monitoring Network . Es más común en los varones (1 de cada 42) que en las niñas (1 de cada 189). Apenas en el 2011, esos números bailaban en 1 entre 120 niños aproximadamente. Estamos viendo un aumento en grandes proporciones. Una de las grandes diferencias, es que ya el autismo, no es aquél cuadro clínico de cuando yo estaba en la Universidad. El autismo de hoy día, es como un monstruo de muchísimos tentáculos que se manifiesta de innumerables formas. Habiendo unos casos muchísimos más severos que otros, en donde hay cierto tipo de funcionamiento más efectivo dentro de la sociedad en la que vivimos. La mayoría son unos niños de un nivel de inteligencia superior, pero que necesitan un ambiente más controlado. Algunos dejan de hablar, si ya lo habían comenzado a hacer, otros se desconectan emocionalmente, gritan, no les gusta que los toquen, otros no toleran estar en lugares donde hay ruido o murmullos (es como si tuvieran unas bocinas que les magnifican el ruido al que los demás tenemos tolerancia), se irritan ante cualquier cosa que les comprometa sus rutinas, no se asocian con otros niños, no se interesan por jugar con otros, pueden halarse los cabellos, morder, tirar cosas, en fin, ya usted va formulando una idea.

Ser padre de uno de estos niños, no es cosa fácil. Particularmente, ante una sociedad que es muy rápida a juzgar y que no ha sido educada sobre el reto tan colosal que viven estos padres. La familia inmediata tiende a pensar que simplemente es que “no le han puesto disciplina” al chic@. Si los invitan a alguna reunión familiar y el chic@se descontrola, estos padres tienden a estar listos con sus cosas para marcharse y que el niño no moleste a nadie, y/ó a los que ya han fruncido el ceño y están hablando de “cómo se criaban los muchachos de antes”, “como los jóvenes de hoy no saben criar y dejan que sus hijos hagan los que les venga en gana” o “cómo una buena pela, les va a quitar la poca vergüenza”. Los padres dejan de ir a restaurantes porque ya han pasado varias penas, algunos se convierten en los barberos de sus hijos, porque ya el barbero les pidió en una ocasión que se marcharan y que no iba a atenderlos, y asi, poco a poco, se van aislando y quedándose sin un núcleo de apoyo justo cuando más lo necesitan.
Señoras y señores, no es que joden, o que no tienen disciplina, es que son autistas. Si tan cierto es que los niños necesitan de unos recursos especiales y dedicados, tambien es cierto que esos padres necesitan todo el apoyo del mundo, y mucho más de su núcleo familiar. Si seguimos como vamos con estas estadísticas incrementando alarmantemente, vamos a llegar a un momento donde tendremos una nueva generación de autistas. Personas de una inteligencia superior, que requerirán de ciertas medidas de control para su funcionamiento. La pregunta de los 64,000 chavitos es: ¿Quién ejercerá ese control?

La educación sobre el tema es esencial. Hay que buscar la manera de conocer más sobre el autismo, apoyar a los padres que muchas veces ni duermen con la angustia, falta de recursos, apoyo, aislamiento, y falta de profesionales nutridos con el conocimiento que requiere esta condición que se manifiesta de tantas formas distintas. Habrá aquellos que traten de negar que el autismo está aqui, y que hay que tomar medidas serias para erradicarlo, y lidiar con las necesidades de aquellos que ya lo padecen. Tenemos que exigir más atención a estas necesidades, pero más que nada, podemos comenzar con la comprensión de que lidiar con este reto tan grande, no es cáscara ‘e guayaba!

Busca información. Edúcate!



Si está en la Florida Central, les recomiendo visiten a Santiago & Friends Family Center for Autism ó su página de internet santiagoandfriends.com


Tai Pelli