Sunday, June 3, 2012

Se me olvidó ser Boricua - Parte final


matanza más de Violencia Doméstica, todo se horrorizan.

El gobierno y los culi-calientes de puestos políticos hacen lo que les viene en ganas. Mi gente amada se queja pero siguen aferrándose a un partido en vez de votar por el que lo está haciendo bien y tumbar al que no esté haciendo nada. Decir: “Ninguno sirve, yo no voy a perder mi tiempo votando.”, es en realidad una desgracia que sigue perpetuando el declive del país. Hay que empezar a aborrecer la politiquería y empezar a entender la importancia de la política. Existe una diferencia ENORME entre ambos conceptos. Boricua, no dejes que te coman los dulces!

Entonces llegó el momento en que me comencé a cuestionar. Recordé la querella que formulé en el Departamento de Obras Públicas, el torbellino con la compañia de Cable exigiendo reembolso por más de treinta días sin servicio que querían cobrar sin haber brindado y éste habiendo sido reportado , el engaño/enchufe de servicio de satélite, los desaires por partes de empleadas de restaurantes antes de tan siquiera recibir los servicios, en fin, todas esas cosas que había experimentado. Llamé a mi hermana del alma en Estados Unidos para que me dijera si en verdad era que yo tenía un problema y/o que con su extrema honestidad me ayudara y me dijera la verdad de mi persona. Le expliqué de lo que ya me había colmado la copa y me dijo: “Estás viviendo un choque cultural. Te acostumbraste a bregar cómo se hacen las cosas en los Estados Unidos y todo eso que me cuentas es bien boricua y ya tú...no actúas asi.” Exclamé: “Me estás diciendo que se me olvidó ser boricua?” “Asi es. - me contestó. Es un choque cultural. Allá se actúa de otra forma, culturalmente hemos sido enseñados a proceder con un Ay, bendito!, a casi rogar cuando se va a una agencia porque uno es el que necesita de ellos, a callarse o morderse la lengua, para que el otro te ayude o simplemente te diga “No.”.

Exhalé, sintiendo como mis hombros se desplomaban, sintiéndome nuevamente como un pez que nadaba en contra de la corriente y decepcionada al pensar que traía y tenía mucho que aportar, ...pero....”se me había olvidado ser boricua”, pensando que en realidad estaba haciendo valer derechos que nos corresponden e incluyen a todos.

Me sentí como si la casa, mis perros, mi mar y mis montes deberían ser las únicas cosas por las que tenía que velar y asi mantenerme alejada de cualquier fricción, para no ofender a mi cultura, ni mi gente, y tambien ya cansada de que se me midiera como una guerrera, cuando amo tanto la paz y sólo abogaba por lo que entendía era lo propio. No estaba actuando como se esperaba actuara en la isla, y esa, definitivamente no era mi personalidad ya en estos tiempos ni a esta edad.

Siempre se ha dicho que el que hace las mismas cosas obtiene los mismos resultados. Tambien como dije antes, me consta que el que no hace nada para defender lo suyo, está tan mal como el agresor; se convierte en su cómplice y perpetúa la condena.

Yo AMO mi isla y mi gente! Qué he de hacer? Irme? Porque si me quedo y surge algo, sé que no tengo tolerancia para el atropello!

Desde el 1917, cuando se otorgó la ciudadanía americana al puertorriqueño, en el mismo Congreso hubo aquellos que aclararon que “el puertorriqueño sería un ciudadano de segunda clase”. En menos de dos meses de haberse otorgado dicha ciudadanía, comenzaron a mandar a nuestros hermanos boricuas a pelear en la Primera Guerra Mundial...como carne de cañón! Mientras los políticos y familias acaudaladas en los Estados Unidos enviaban a sus hijos a cruzar el borde de Cánada para evitar que fueran a la guerra; qué tenían como opción los padres puertorriqueños? Echar a sus hijos al mar para que se los comieran los tiburones?

El boricua ha ido a pelear y enfrentarse a la Primera Guerra Mundial, La Guerra de Korea, La Segunda Guerra Mundial, El Conflicto de Vietnam, La Primera Guerra del Golfo Pérsico, aún luchan en la Guerra en Iraq y Afganistán, y ni siquiera voy a entrar en detalles de Granada, Panamá, Bosnia, etc..

Entonces cómo rayos no me voy a sentir indignada cuando nuestra propia gente ha aprendido a agredirse los unos con los otros y asumiendo posiciones de subyugación y opresión. NO! El puertorriqueño vale demasiado; no le hacemos segundo a NADIE! La sangre derramada de un boricua vale y duele tanto como la de cualquier otro.

En estos dias leí un artículo donde se expresaba indignación porque unas farmacéuticas americanas , habían hecho experimentos en humanos del Africa, como conejillos de india, para probar unas vacunas. Horrendo!!! Pero...se mencionó en algun momento que nuestras mujeres boricuas fueron conejillos de india para la experimentación de pastillas anti-conceptivas y sometidas a esterilizaciones involuntarias para que pudieran recibir alimentos para mitigar el hambre de sus hijos y en sus hogares, haciendo a Puerto Rico el país de más esterilizaciones a nivel mundial???

No, boricua, no! A mi no se me ha olvidado ser boricua, ná'! Al contrario, lucho para que se nos respete aunque tenga que comenzar con los míos propios que aprendieron a utilizar el látigo en contra de los suyos propios! Ya está bueno de andar cabizbajos y sometiéndonos a cada atropello. Tenemos la obligación de moldear el futuro de nuestros hijos, nietos y futuras generaciones boricuas.

El legado y ejemplo que recibimos de nuestros antepasados está latente! Ah! Aquél boricua que luchaba por lo suyo, que tenía voz, que en sus humildes ropas almidonadas y hasta descalzos algunos, se unían en protesta por los atropellos que abundaban en sus tiempos. A ésos tenemos que honrar! Tenemos que soltar los colores, porque nuestros abuelos recibieron PRERA, tenemos que soltar colores porque llegaron los cupones, tenemos que soltar colores por los sueños e ideales de una sed de libertad que en aquellos tiempos hubiese tenido éxito. En mi parecer, no en estos tiempos, donde pasamos malos ratos para que nuestros muchachos lleven las bolsas de basura al “drón”, donde lo que gustan es de estar “acicalaos” y la marca de la ropa y los tennis importan demasiado. No hay comparación con aquellos que antes de salir para la escuela ya tenían horas despiertos y habían talado el huerto con sus hazadas. No hay comparación con aquellos que llegaban de la escuela a coger el machete e irse a la pieza de caña, conociendo el dolor intenso que había que aguantarse cuando los picaban los ciempiés, las hormigas y las arañas peludas y el pelo de caña.

No! A mi no se me olvidó ser boricua, ná'! Al contrario, desperté y a ti mi hermano, te repito: “Despierta boricua, defiende lo tuyo!”


Tai Pelli

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